Inteligencia Emocional y el Mapa Emocional del Cerebro

Inteligencia Emocional

INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL MAPA EMOCIONAL DEL CEREBRO

Autor y Tallerista: Henry Sánchez Rondón

JULIO 6 –  INICIA CURSO BÁSICO DE PNLT

Joseph E. Ledoux un científico del Centro neurológico de la Universidad de Nueva York,  fue el primero en descubrir el importante papel desempeñado por la amígdala en el cerebro emocional. La investigación llevada a cabo por Ledoux explica la forma en que la amígdala asume el control cuando el cerebro pensante (Neocórtex) todavía no ha llegado a tomar ninguna decisión.

Ledoux (1998) a través de múltiples experimentos, descubre que las relaciones emocionales no son necesariamente producto del pensamiento que ocurre en la “neocorteza”. Confirman sus investigaciones que la información sensorial es procesada, en primer lugar, por el sistema límbico y de allí pasa a la neocorteza para su procesamiento a nivel de pensamiento. Finalmente se traduce en cambios externos conductuales.  

El sistema emocional siempre tiene una reacción inmediata, lo que parece imponerse a nuestra voluntad consciente, se ubica  en las capas más recónditas del cerebro. Su proceso se encuentra en lo que la neurociencia  conoce como sistema límbico o asiento de la afectividad. Éste sistema está asociado a la capacidad de sentir y desear, su función principal es controlar la vida emotiva. A su vez se ha determinado  que energiza la conducta para el logro de metas.

 Está constituido en seis estructuras;  la amígdala, que se podría definir como el asiento de toda pasión, (nutrición, oralidad, protección, hostilidad). El hipocampo, la memoria a largo plazo. Allí surgen las emociones de placer, disgusto, ira, miedo, y se guardan los «recuerdos emocionales» asociados con ellos. El hipotálamo, mantiene la temperatura, la sed y el hambre, cómo también cuida de los otros. El tálamo, tiene que ver con el placer y el dolor. Los bulbos olfatorios y la región septal que se relaciona con la sexualidad.

 Este núcleo primitivo está rodeado por el Neocórtex, el asiento del pensamiento o inteligencia lógica, responsable del razonamiento, la reflexión, la capacidad de prever y de imaginar. Allí también se procesan las informaciones que llegan desde los órganos de los sentidos y se producen las percepciones conscientes. Simplificando un poco las cosas, se podría decir, por ejemplo, que el impulso sexual corresponde al sistema límbico y el amor al Neocórtex.

Normalmente el Neocórtex puede prever las reacciones emocionales, elaborarlas, controlarlas y hasta reflexionar sobre ellas. Pero existen ciertos circuitos cerebrales que van directamente de los órganos de los sentidos a la amígdala, «puenteando» la supervisión racional. Cuando estos recorridos neuronales se encienden, se produce un estallido emocional: en otras palabras, actuamos sin pensar. Otras veces las emociones nos perturban, sabotean el funcionamiento del Neocórtex y no nos permiten pensar correctamente.

Luego de ver el funcionamiento del sistema límbico. Debe ser de especial interés para los docentes porque el aprendizaje involucra contenido emocional. Ya que las investigaciones indican que toda la información que ingresa al cerebro es revisada por el sistema límbico, por lo tanto, tiene inmensas implicaciones para  el hecho educativo, porque le imprime mayor significado científico a la «motivación» dentro del contexto de aprender.

C. showers y N. Cantor (1985), enfatizan que la utilización de estrategias cognoscitivas para elegir y hacer acciones apropiadas comienza con estados o elementos motivacionales. Sostiene Chadwick (1988) que el alumno puede aprender varias estrategias cognoscitivas, pero si no tiene el estado afectivo para usarlas no lo hará.

Las investigaciones sobre el cerebro, particularmente aquéllas que abordan el sistema límbico, indican que los sentimientos y el aprendizaje no pueden estar separados. De hecho, parece que para producir el tipo de aprendizaje acelerado que el mundo requerirá, los profesores del mañana necesitarán ser sensibles para registrar las barreras emocionales y suministrar un medio ambiente emocional positivo, como para inducir aprendizajes verdaderos.

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